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La Amistad de Picaflor y la Abeja |
En un jardín lleno de flores de colores vivía un colibrí
llamado Picaflor. Picaflor era un colibrí travieso y juguetón,
le encantaba volar por el jardín y beber el néctar de las flores.
Un día, mientras Picaflor revoloteaba entre las flores, se posó
sobre una rosa roja y se quedó dormido.
Al despertar, Picaflor se dio cuenta de que estaba atrapado
en la flor. La rosa se había cerrado alrededor de él y no
podía salir. Picaflor comenzó a revolotear desesperadamente,
pero no podía escapar. De repente, una voz suave le dijo:
No te preocupes, Picaflor, yo te ayudaré.
Picaflor miró hacia arriba y vio a una abeja posada sobre
un pétalo de la rosa.
¿Cómo puedes ayudarme? - preguntó Picaflor.
Yo puedo abrir la flor desde afuera - dijo la abeja.
La abeja comenzó a zumbar alrededor de la rosa, moviendo
sus alas con fuerza. Poco a poco, la rosa comenzó a abrirse.
Finalmente, la rosa se abrió completamente y Picaflor
pudo salir volando.
¡Muchas gracias! - dijo Picaflor a la abeja. - Me has salvado la vida.
De nada - dijo la abeja. - Ahora somos amigos.
Picaflor y la abeja se hicieron amigos inseparables.
Jugaban juntos en el jardín, bebían el néctar de las flores
y se ayudaban mutuamente.
Picaflor aprendió que incluso los más pequeños
pueden ser de gran ayuda.
La abeja aprendió que la amistad es un regalo valioso.
Moraleja:
La amistad es un tesoro que debemos cuidar.
Los amigos siempre están ahí para ayudarnos y apoyarnos.
Debemos ser agradecidos por los amigos que tenemos.
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