Memoria y Olvido: |
En un rincón olvidado del cerebro, donde las sinapsis se entrelazan
como hilos de recuerdos, existe un jardín.
En este jardín, las flores son los momentos preciosos que hemos vivido:
risas compartidas, abrazos cálidos, amores eternos. Cada pétalo guarda
una historia, una emoción, un fragmento de nuestra vida.
Pero también hay espinas. Las espinas son los olvidos,
los lapsos de memoria que se desvanecen como humo en el viento.
A veces, las flores se marchitan y caen, y solo quedan las espinas.
Los nombres de seres queridos se desdibujan, los lugares se vuelven
difusos, los momentos se desvanecen.
En el centro del jardín, hay un árbol antiguo. Sus raíces se hunden
profundamente en la tierra, como los recuerdos arraigados en
nuestra mente. Pero sus ramas se extienden hacia el cielo, como los
pensamientos que se elevan y se pierden en la vastedad del tiempo.
Las hojas del árbol son libros abiertos. Cada hoja contiene una historia,
una imagen, una melodía. Algunas hojas están llenas de palabras,
mientras que otras están en blanco, esperando ser escritas.
Pero a medida que el Alzheimer avanza, las hojas se vuelven frágiles,
se desgarran y se desvanecen.
Los pájaros visitan el jardín. Son los recuerdos fugaces, las ideas
que revolotean y se posan por un instante antes de desaparecer.
Aletean entre las ramas, cantando canciones que solo ellos
pueden escuchar. Pero a veces, incluso los pájaros se pierden
en la niebla de la confusión.
La luna brilla sobre el jardín durante la noche.
Sus rayos plateados acarician las flores y las espinas por igual.
Es un recordatorio de que la memoria y el olvido coexisten,
que la luz y la sombra se entrelazan en nuestra mente.
Y aunque el Alzheimer pueda oscurecer el camino, siempre hay
una belleza frágil en la lucha por recordar.
Una reflexión conmovedora:
Esta reflexión invita a una profunda introspección sobre la naturaleza
de la memoria, el olvido y la lucha contra el Alzheimer.
Es un viaje poético que nos recuerda la belleza de los recuerdos,
incluso en su evanescencia, y la importancia de apreciar los
momentos presentes.
Muy buena iniciativa de combinar poesía con el problema del Alzheimer. Saludos
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