El Erizo y la Tortuga |
En un bosque frondoso y verde vivía un erizo veloz y presumido
llamado Pincho. Pincho era conocido por su rapidez y por
su arrogancia, siempre se jactaba de ser el animal más
rápido del bosque. Un día, mientras Pincho corría por el bosque,
se encontró con una tortuga lenta y tranquila llamada Tía Tula.
Pincho se burló de la tortuga por su lentitud.
Le dijo que era un animal aburrido y que nunca podría alcanzarlo.
La tortuga, sin inmutarse, le dijo a Pincho que aceptaba un desafío:
una carrera para ver quién llegaba primero a un árbol
al otro lado del bosque.
Pincho, seguro de su victoria, aceptó el desafío.
La carrera comenzó y Pincho salió disparado, dejando atrás
a la tortuga. Pincho corrió y corrió, sin mirar atrás.
Se sentó debajo de una palmera a esperar a la tortuga,
burlándose de ella por su lentitud y se quedó dormido.
Mientras tanto, la tortuga avanzaba con paso lento pero seguro.
No se distraía con nada y se concentraba en llegar a su destino.
Finalmente, la tortuga llegó al árbol, justo antes de que Pincho
se despertara de su siesta.
Pincho, avergonzado y derrotado, felicitó a la tortuga
por su victoria. Aprendió una valiosa lección:
la humildad y la perseverancia son más importantes
que la velocidad. La tortuga le enseñó que no hay que subestimar
a nadie, por más lento que parezca.
Moraleja:
La humildad y la perseverancia son valores importantes
que nos ayudan a alcanzar nuestras metas.
No debemos subestimar a nadie, por más lento
o diferente que parezca.
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